Hace escasos días, marruecos se veía obligada a improvisar
una ofensiva diplomática a los más altos niveles para disculparse con
Mauritania a cuenta de unas declaraciones incendiarias del secretario general
del partido ‘Istiqlal’, partido ligado históricamente con la monarquía alauí,
en las que reiteraba que Mauritania era territorio marroquí, amparándose en la
teoría del Gran Marruecos, según la cuál el territorio histórico de marruecos va
de Tánger (en este caso, dijo Ceuta, para mas inri) hasta el río de
Senegal (Frontera natural de Mauritania
con Senegal).
Lo novedoso del caso no son este tipo de declaraciones de
altos cargos del régimen del ‘Majzen’, sino la respuesta clara, contundente y
enérgica de Mauritania, hecho sin precedentes, en la que advertía de la deriva
marginal que estaba tomando marruecos en la región y señalaba un punto muy importante,
que vista la respuesta, ha calado; y no es otra cosa que la futura aspiración
de Marruecos de integrarse en la Unión Africana, puesto que este tipo de
declaraciones no respetan las fronteras de la carta fundacional de esta
organización, y por tanto sería inasumible su integración.
Es importante señalar que Mauritania siempre ha tenido una
cierta equidistancia con respecto del conflicto Saharaui, recordemos que
reconoce a la RASD desde que fuera derrotada militarmente por el frente Polisario,
pero nunca ha tenido embajada saharaui. Esta política la ha venido practicando
con mas o menos injerencia marroquí que siempre ha decantado la balanza a ese
lado, hasta estos dos últimos años de Mohamed Ould Abdelaziz, en las que las
relaciones con Marruecos han sido las peores de su historia, donde los
mauritanos vincularon en su día el intento de asesinato de su presidente con los
servicios de inteligencia marroquíes, además de la innumerables denuncias de
injerencia en su política interna; por su parte marruecos acusó a los
mauritanos de permitir que Brahim Gali llegase al atlántico, como forma de
maquillar su nefasta gestión de la situación del ‘Guerguerat’.
Sin embargo, a pesar de estas declaraciones que van más allá
de Mauritania, marruecos sólo se ha
disculpado con Mauritania, como bien señala @desdelatlantico en éste artículo, no
lo hace ni con Argelia, ni con Mali, ni con España, aunque esta última no es que le importe mucho que digamos.
La razón de esta paradójica situación es muy sencilla, se disculpa con
Mauritania no porque se retracte de esta idea, en la que se basa prácticamente
la legitimidad del régimen, sino porque las relaciones con Mauritania
amenazaban con romperse definitivamente de una forma que sólo podía beneficiar
al Polisario.
Y es que el Gran Marruecos , ese sueño nacional-fascista, no
es más que una ilusión, pero una meticulosamente calculada y premeditada, cuyo
objetivo ha ido cambiando dependiendo del período en el que se encontraba la
monarquía alauí, para ir dirigiendo las aspiraciones del pueblo marroquí más
allá de lo racional. La evolución del lema ‘Desde Tánger hasta el río de Senegal’
a ‘Desde Tánger hasta La-Güera’ es uno
de los indicadores más claros del pragmatismo marroquí a la hora de aceptar parcialmente
la realidad (según convenga).
Esta reacción de Mauritania la dignifica como nación y como
actor regional no subordinado, y esto último es esencial para las futuras
disputas en la región, lo que implica una derrota por anticipado del Majzen,
otra más para acumular en su extenso historial.
La imagen (arriba) que mejor ilustra el reencuentro de Mauritania con
su dignidad, es la de Benkirane, Primer ministro marroquí en su viaje
in-extremis a Mauritania junto al presidente Ould Abdelaziz, con el detalle
revelador de la ausencia de la bandera marroquí; imagen que indica claramente que
la posición Mauritania ya no va a ir más en sintonía con la marroquí.
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